Un solo sueño es develar completo el mundo interior, me lo enseñó mi maestra la Nana.
“Volver a los dicisiete, después de vivir un siglo, es como decifrar mundos, sin ser sabio competente, eso es lo que siento yo, en este instante profundo....”
Mi sueño de anoche.
Estoy en familia, en la antigua familia, la de mis hermanos. Mi hermana Eliana, con quien nos parecemos casi confundiéndonos fisicamente, da a luz una bebita, una niña.
La bebita nace un poco débil, tiene una debilidad física entre la cabeza y el cuerpo, es muy frágil el sustento, no tiene firmeza y en un momento se rompe y su cabeza queda separada del cuerpo, no puede darle alimento y se angustia mucho.
Yo la tomo, se la saco de su cobijo y le digo déjame a ver si puedo hacer algo por ella.
La saco con mucho cuidado tratando de no moverla, en una mantita y me voy con ella a otro lado a hacerle reiki concentrando las manos y mi energía, por mucho, mucho rato, en unir su cuello a su cuerpo.
Lo logro después de mucho rato y la llevo con mucha delicadeza donde mi hermana para que le dé de mamar; ella feliz le da alimento y la nena queda llenita.
La saco a pasear, mi hermana está en cama, en el camino me encuentro con personas conocidas y queridas y cada quien me ayuda, una me ayuda poniéndole una mascarilla, otra poniendo un delicado sujetador desde la cabeza al resto de su cuerpo para que no se vaya a debilitar la concexión de nuevo.
Vuelvo y se la entrego a mi hermana. La alimenta de nuevo.
Después regreso a verla y me asombro de encontrar muchos amigos “trabajando” , sobre la cría, concentrados, deben haber sido unos doce por lo menos; nuevamente se le había debilitado la conexión de su cabeza con su cuerpo, y todos estaban haciendo esfuerzos para reforzar la unión, esfuerzos de energía, parecía que habáin llegado sin llamarlos y sin llamarse entre sí.
No me llama la atención que estén, es algo muy obvio, pienso.
Yo, al ver esto, era durante la noche, salgo a buscar a un médico amigo, el Ennio a quien no encuentro porque está ocupado atendiendo a su madre enferma.
Frustrada al no encontralo, vuelvo a el lugar donde todos estaban concentrados y habían logrado, con la ayuda de un médico que había llegado solo algún tratamiento para su mal.
Me meto por debajo de sus manos para sacar lo dejado por el médico que había llegado sin llamarlo, su nombre está en las recetas, es Aníbal un amigo médico de mi hijo y había muchas recetas que yo partía inmedatamente a despachar, todas eran distintos tipos de cortisonas.
Vuelvo con ellas, comienza el tratamiento y mi hermana empieza segura a alimentarla y criarla
Y su desarrollo es notable, tanto que a los tres meses caminaba, a los siete meses hacpia pipí sola y parecía estar convirtiéndose en una cría demasiado adelantada y grande, tendría problemas futuros pensé yo, va a ser muy distinta a sus pares por lo tremenda que se está poniendo, demasiado grandota. Allí desperté.
¿Habrá tiempo para decifrar el sueño? O hay que ser sabio competente?
“Volver a los dicisiete, después de vivir un siglo, es como decifrar mundos, sin ser sabio competente, eso es lo que siento yo, en este instante profundo....”
Mi sueño de anoche.
Estoy en familia, en la antigua familia, la de mis hermanos. Mi hermana Eliana, con quien nos parecemos casi confundiéndonos fisicamente, da a luz una bebita, una niña.
La bebita nace un poco débil, tiene una debilidad física entre la cabeza y el cuerpo, es muy frágil el sustento, no tiene firmeza y en un momento se rompe y su cabeza queda separada del cuerpo, no puede darle alimento y se angustia mucho.
Yo la tomo, se la saco de su cobijo y le digo déjame a ver si puedo hacer algo por ella.
La saco con mucho cuidado tratando de no moverla, en una mantita y me voy con ella a otro lado a hacerle reiki concentrando las manos y mi energía, por mucho, mucho rato, en unir su cuello a su cuerpo.
Lo logro después de mucho rato y la llevo con mucha delicadeza donde mi hermana para que le dé de mamar; ella feliz le da alimento y la nena queda llenita.
La saco a pasear, mi hermana está en cama, en el camino me encuentro con personas conocidas y queridas y cada quien me ayuda, una me ayuda poniéndole una mascarilla, otra poniendo un delicado sujetador desde la cabeza al resto de su cuerpo para que no se vaya a debilitar la concexión de nuevo.
Vuelvo y se la entrego a mi hermana. La alimenta de nuevo.
Después regreso a verla y me asombro de encontrar muchos amigos “trabajando” , sobre la cría, concentrados, deben haber sido unos doce por lo menos; nuevamente se le había debilitado la conexión de su cabeza con su cuerpo, y todos estaban haciendo esfuerzos para reforzar la unión, esfuerzos de energía, parecía que habáin llegado sin llamarlos y sin llamarse entre sí.
No me llama la atención que estén, es algo muy obvio, pienso.
Yo, al ver esto, era durante la noche, salgo a buscar a un médico amigo, el Ennio a quien no encuentro porque está ocupado atendiendo a su madre enferma.
Frustrada al no encontralo, vuelvo a el lugar donde todos estaban concentrados y habían logrado, con la ayuda de un médico que había llegado solo algún tratamiento para su mal.
Me meto por debajo de sus manos para sacar lo dejado por el médico que había llegado sin llamarlo, su nombre está en las recetas, es Aníbal un amigo médico de mi hijo y había muchas recetas que yo partía inmedatamente a despachar, todas eran distintos tipos de cortisonas.
Vuelvo con ellas, comienza el tratamiento y mi hermana empieza segura a alimentarla y criarla
Y su desarrollo es notable, tanto que a los tres meses caminaba, a los siete meses hacpia pipí sola y parecía estar convirtiéndose en una cría demasiado adelantada y grande, tendría problemas futuros pensé yo, va a ser muy distinta a sus pares por lo tremenda que se está poniendo, demasiado grandota. Allí desperté.
¿Habrá tiempo para decifrar el sueño? O hay que ser sabio competente?
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