Monday, May 29, 2006

PARA MI CURADOR HERIDO (MAFALDA)



El águila es el ave más longeva, pues llega a vivir 70 años. Pero para llegar a esa edad, a los 40 debe tomar una seria y difícil decisión.
A los 40 años, sus uñas están apretadas y flexibles y no consigue tomar las presas de las que se alimenta. Su pico largo y puntiagudo, se curva, apuntando contra el pecho. Sus alas están envejecidas y pesadas y sus plumas gruesas. ¡Volar se le hace ya muy difícil!
Entonces, el águila tiene solamente dos alternativas: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación que durara 150 días.Ese proceso consiste en volar hacia lo alto de una montaña y quedarse ahí, en un nido cercano a un paredón, en donde no tenga la necesidad de volar.Después de encontrar ese lugar, el águila comienza a golpear su pico en la pared hasta conseguir arrancarlo.Luego debe esperar el crecimiento de uno nuevo con el que desprenderá una a una sus uñas. Cuando las nuevas uñas comienzan a nacer, comenzará a desplumar sus plumas viejas. Después de cinco meses, sale para su vuelo de renovación y a vivir 30 años más.
Situaciones parecidas nos suceden a lo largo de la vida. Hay momentos en que parece que ya hemos dado en nuestro trabajo (familia, comunidad, etc.) todo lo que teníamos. Nuestra vida suele verse gris y envejecida.¡Estamos en un punto de quiebre!. O nos transformamos como las águilas o estaremos condenados a morir.La transformación exige, primero, hacer un alto en el camino: tenemos que resguardarnos por algún tiempo. Volar hacia lo alto y comenzar un proceso de renovación.Solo así podremos desprendernos de esas viejas uñas y plumas para continuar un vuelo de renacimiento y de victoria.
Y ¿cuáles son esas plumas y uñas de las que tenemos que desprendernos?.Pues, cada uno puede identificarlas fácilmente en sus vidas: son aquellas actitudes, vicios y costumbres que nos impiden el cambio. Que nos atan al pasado, a la mediocridad, a la falta de ánimo para empezar la lucha.En otros puede tratarse de resentimientos, complejos, baja o alta autoestima, que nos nublan la vista y la capacidad de ser objetivos con nosotros mismos.Debemos desprendernos de costumbres, tradiciones y recuerdos que nos causan dolor. Solamente libres del peso del pasado podremos aprovechar el resultado valioso que una renovación siempre trae.


Es increíble descubrir en la Biblia, que ya el salmista conocía el secreto de las águilas: "Él perdona todas tus culpas y sana todas tus enfermedades. Él rescata tu vida de la tumba y te colma de amor y de ternura, sacia de bienes tu existencia, y te rejuvenece como un águila”.

Mi Curador herido, mi Flaquita herida, mi Gringa herida, heridas mortalmente, porque el cáncer obliga a morir de la forma en que se ha vivido, obliga a transformarse, nos ha tocado el tiempo de renovarnos como el águila, ¡cómo saldremos de lindos y fuertes¡, si es que no nos lanzamos al despeñadero por no soportar el dolor de la pérdida.

Hoy, la metáfora, la pérdida del pelo, es casi como cambiar la identidad, es un proceso doloroso, mirarse al espejo y no encontrarse, ¡ cómo he llorado eso tras una puerta pidiendo a mamá que por favor haga algo para que me pusieran mi pelo ¡ hasta llegar a aceptar el cambio, contenta, ay cómo nos ponemos de bellos, flaquis, mi curador herido, hoy te tocó, estás pelado y hay una fiesta, la fiesta del cambio, la fiesta de la transformación, celebrémosla, ¡ vamos mi curador ¡ yo viví dos años pelada y casi opto por quedarme pelada porque sentía que salía de mí sólo el alma, un alma sana y renovándose, en revisión continua, en corrección continua. ¡ vamos mi curador herido que se puede¡, vamos flaquis, tú sabes que se puede¡.
mafaldita

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