Saturday, July 01, 2006

MANAO, EL LUGAR DONDE SUPE QUE PODÍA CURAR (MAFALDA)

LA VOZ DE LOS SÍNTOMAS Y LOS OÍDOS SORDOS

Corría 1994 y me sentía fatigada, había sido un tremendo logro ganar un concurso nacional de diría la más importante Fundación cultural chilena para fundar, crear y poner en marcha un proyecto piloto, único en Chile y que se instalaba en mi; sin influencias de ningún tipo¡, en un medio muy selecto...; sin embargo después de haberlo ganado había sido muy duro trabajar con un equipo de cinco varones, ingenieros, machistas, que escuchaban mis observaciones como berrinches y cosas de mal genio y al final, con el apoyo del gerente, con el que peleaba mucho por cuestiones educativas hasta que lo convencía, en buena lid él, lograba que se impusieran ciertos aspectos de calidad educativa que eran mi especialidad.

Nunca había tenido problemas con los varones, había sido vicepresidenta de la Federación de Estudiantes Secundarios por 5 años (desde segundo de humanidades), siempre con presidentes varones, Ennio, PPi, Rafa, Nelson, Ricardo, todavía grandes amigos míos, congresos nacionales, equipos de mayoría varones, paros, marchas, presidenta del centro de Alumnos del Liceo al que pertenecía, siempre escuchada con respeto, líder diría, fui una de las primeras mujeres a la que los más grandes de la universidad de concepción invitaron a incorporarse al mir, a la lucha sin votos... nunca me sentí discriminada por género....Y aquí lo sentía, tan sólo entrando diariamente a la máquina metálica que para mí era el edificio y los hombres máquinas que eran mis compañeros ingenieros.

Sin embargo estos varones se molestaban mucho no sólo conmigo sino también con el gerente, ingeniero también, que me empezó a escuchar con mucho respeto; el trato y el juicio eran peores cada día hasta que incluso hicieron una carta firmando cuatro de ellos solicitando que “por favor”, me echaran del equipo directivo.
Afortunadamente el Directorio de la Fundación no enganchó, pero el ambiente para mí era atroz, salía de reuniones o ellos se salían de reuniones porque no me soportaban, y yo a ellos tampoco. Estaba fatigada.

Acudí al siquiatra, “fatiga crónica”, remedios, licencia, que no tomaba, (cualquier espacio sería aprovechado, ya lo habían demostrado con una carta oculta entre cuatro paredes), ninguna terapia, sólo remedios, fatiga, fatiga.

Y seguí, cada día se iba haciendo más pesado, quería renunciar, mi orgullo femenino me decía que no, sabiendo que me estaba haciendo mal, pero en donde estaba era legítimo y estaba legitimada por mis pares. Fatiga crónica, cada vez más, baja de peso. Pasan dos años, sudores nocturnos, diarreas que terminaban en la clínica con metronidazol, 10 kilos menos; de pronto y sin más aviso, sale en la axila izquierda una protuberancia, cerca de la mama izquierda. Busqué nombres de los mejores médicos de mamas del país, doctora Pab, nada importante, ganglios cicatriciales de una pesquisa anterior, el doctor Pared y la mejor clínica, para hacer bipsia; también van saliendo protuberancias en ambas ingles, como cadenas, le digo al doctor pared en su consulta y dice, bueno, “yo veré el de la mama que es mi especialidad”, no se dio ni la molestia de ver cómo tenía la zona inguinal que parecían racimos de uvas; internación, Clínica Nieves, biopsia al patólogo Od. Demoras en el resultados, nervios, espera, el doctor dice que se llevó la biposia a su casa para analizarla mejor, dice su secretaria. Resultado: inflamación compatible con infección viral, sólo como consejo “se sugiere investigar tipos de virus”
De vuelta a Concepción, un hematólogo toma el resultado de la biopsia y con exámenes encuentra citomegalovirus, y otros de menor importancia de existencia antigua, estaban en el cuerpo, seguro que la fatiga produjo inmunodepresión y salieron a bailar en mi organismo.
No hay tratamiento para virus. Los tiene el 70% de la población.

Empiezo a tratar la fatiga por mi cuenta, a no hacerme mayores dramas a hacer Taichi, sudo en la noche como caballo de bandido, diarreas de seis días que terminaban en temblores y en metronidazol.
En Tai Chi conozco a un compañero de asendencia japonesa, Kawaguchi, me entero de que es gastroenterólogo, que viene llegando de Japón con una tecnología de endoscopía menos invasora y más detectora; le cuento de mis diarreas, me invita en forma personal a hacerme una endoscopía con él un sábado; incluso me hace reiki en la camilla, al día siguiente me cuenta que no durmió en toda la noche analizando las muestras y haciendo algo que era nuevo, Citometría de Flujo, me dice que es neoplasia, Linfoma No Hodking tipo B, difuso, grado 4.
Arranco de Concepción y me voy al Centro del Cáncer Nuestra Señora de la Esperanza, clarísima, donde el doctor Manuel Alvarez, recomendado por un prestigioso empresario del directorio de mi corporación y en su nombre, me atiende de inmediato. La cosa se ve fea.
Me manda muestra a Huoston, no se queda con el resultado de la propia clínica. Me pide el “taco” de la bipsia anterior, la del doctor Od. Se la pide él, se la pido yo, demora, no la entrega. Un día de feriado el Od, me llama a la casa, en la mañana y me dice “sé que están queriendo tener el taco de la biopsia, pero ¿sabes que?, no te lo voy a mandar, porque yo “altiro” supe que era Linfoma pero no te quise decir porque más de la mitad de los pacientes se muere en los tratamientos...., incluso pensé que era Sida al principio pero lo decarté porque como usté es una dama......ayyyy, horror, días más tarde debía estar en tratamiento, me iba a morir durante el tratamiento.

Y estábamos entre los días de pascua y año nuevo. Me dejaron tranqui esos días y pedí algunos más, para ir a Chiloé, a estar por última vez en Guabún, donde danzaban las toninas, delfines infantes de colores azules, la Piedra del Ruhr, la mar brava.

EN CHILOÉ, DONDE SUPE QUE PODÍA SEGUIR VIVIENDO........

Yo era la Ema, y estaba absolutamente metida en la Ema, con todo, con el cuerpo, toda la firmeza de la Ema, sentada en un cojín, con los ojos cerrados, firme, derecha, la cabeza erguida, los hombros erguidos, los brazos sobre las piernas y la figura de ir a “algo” que estaba en el camino a Ancud, lugar hacia donde me dirigía con Jorge para visitar, por última vez la Piedra del Ruhr, en la Mar Brava y que había identificado que estaba en el camino por un libro que recién en Pscua me habían regalado y que se llamaba “Los Diálogos del Cuerpo”.... pasemos por favor le dije a Jorge cuando ví un letrero caminero que decía Manao, el lugar que señalaba el libro donde se encontraba “la doctora”.
La figura que tenía en mi cabeza mientras estaba sentada era la muerte inminente por un cáncer linfático que tenía en todo el cuerpo y sentía que era la única persona que estaba en el lugar, un lugar que era una hermoso espacio metido en el bosque donde junto con escuchar un poco de lluvia, sentía el canto de los pájaros y un crepitar de madera de una estufa a leña que daba un calorcito rico que se disfrutaba más sentados en cojines en el suelo y abrigados con unas mantas chilotas y zapatos tejidos y en el que pocos minutos antes había comparido durante horas con un grupo de algo de 20 personas que miraban y escuchaban a una doctora rubia, de pelo largo que se lo tomaba cada cierto tiempo, hermosa, sabia, que tejía y tejía, (para estar segura de que hacía algo útil había dicho), a la que yo la miraba con admiración y cierto temor porque por alguna razón, después e haber hecho unos ejercicios que le llamaron meditación dinámica, que le decían meditación de Osho y que era uafff, terriblemente cansadora, guiada por un tipo incansable que le decían el Pato el que, de vez en cuando le ponía más color cuando bajaban los ruidos y de pronto un ratito de descanso y un hemoso baile todos con los ojos cerrados que, al terminar y después de llegar todos al ruedo en torno a “la doctora”, ella agarró a puteadas a algunos que lo único que hacían era hablar y hablar después del baile, cuando lo único posible era quedarse en el más absoluto silencio por la tremenda experiencia vivida.

En fin, ahí estaba yo sentada frente a un cojín, la Ema, ya “no había nadie más que yo” en el lugar.

“Sé la Ema, con todo tu cuerpo me dijo la doctora, que le llamaban Nana, descríbete cómo Ema, cómo eres, cómo ha sido tu vida, quién eres, con quién vives, cuénta algo de ti.....a qué te dedicas, qué haces...cuenta desde ti quién eres y cómo eres”; me acomodé mejor, más firme en el cojín, más fuerte de lo que estaba, y comencé a hablar.....no es por no contar lo que dije que no relato ese entonces, es simplemente porque no me acuerdo, no por el tiempo que ha pasado, sino que en realidad nunca me acordé.
“Cuenta desde ti por qué estás aquí...” siento que dice la Nana, y algo recuerdo haberle dicho que estaba con cáncer, que quería ver Ancud y la mar brava por última vez y que....y ya no me acuerdo de nuevo.....”.
“Y cómo eras cuando eras jovencita, cuéntame algo de eso...” y supongo haberle contado algo...sólo sentía la voz de ella.
Ahhhhh...dice algo así como, “o sea que tú siempre arriba del caballo, con las banderas en alto, luchando contra el mundo, la guerra de Viet Nam y lo que fuera, ayyyy esta chiquilla ominipotente y ahora a cargo de un centro que lleva la delantera en el país, cómo será de mandona esta emita, todo lo quede querer para ayer, siempre la primera, exigiendo y exigente con ella, seductora, invasiva, arrasa, eres bastante ominipotente emita ahhhhh?...ahí como que vuelvo en conciencia y le digo “nooooo, ni tanto, si ahora no soy tan peleadora, soy más dulce, eso era antes, ahora nooooo......”
“nitaaaanto, me dice la Nana, ahora será un poco menos no tanto pero has sido bastante omnipotente te diré y has sido bastante aliada de las células cancerígenas......tú sabes o te imaginas cómo son las células cancerígenas?”........en relidad no, le respondo, “cambia” y yo no sabía que me decía, y era que me cambiara de cojín, con los ojos cerrados paso al cojín que tenía al frente y donde no me había dado ni cuenta que ahí estaba la Nana, la sentí en el mivimiento.
Y de nuevo la voz....”sé una célula cancerígena, imagínatela en tu cuerpo primero, dime cómo la ves al interior de tu cuerpo, habla desde la célula cancerígena, sé con todo tu cuerpo la célula y descríbete como célula cancerígena........y díle a la emita cómo eres tú, para qué estás en ella”....”yo soy, yo soy”.....me costó meterme como célula cancerígena, debo decir sólo lo que recuerdo que dije porque se me quedaron como figura, soy calladita, me metí en ti actúo en silencio, comiencé a reproducirmede de a poquito sin que te dieras cuenta, nadie de tu organismo te defendió de mí, me he reproducido bastante, invadí tu cuerpo de tumores y ahora te tiene que meter quimioterapia, pero ya no hay caso, te vas a morir.......”cambia”, dice la Nana y ahora entiendo y me cambio, ojos cerrados......”escuchaste emita lo que te dijo la célula”, sí, así no más fue, nadie me defendió......”y tu sistema defensivo emita que no hizo nada?”.....¡¡ sistema defensivo, defensivo de qué?¡, si vale callampa, no salava a nadie, miren qué sistema que le llaman defensivo si cualquiera célula mala empieza a pasar sigilosamente, háblame a mí de sistema defensivo¡¡¡, eso lo recuerdo perfecto porque ahí empezó una pequeña discusión con la Nana....que al final siento que me dice, mírenla cómo ahora no está tan peleadora la emita¡¡, se está dejando invadir”.....”bueno emita....y dónde tienes el cáncer?, dónde empezó?, en la médula”, y pasó a los intestinos, a los ganglios axilares, inguinales, retorperioneales y todo....”; “te gustaría conversar con tu médula”, dice la Nana, “sí, le digo yo.
“Se tu médula, con todo tu cuerpo.......empiezo a acomodarme con el cuerpo como médula, me empiezo a encoger, a proteger mi cabeza y mi cuerpo con mis brazos y con mi encogida, un buen rato....”tómate tu tiempo y sé médula con todo tu cuerpo”......escucho a la Nana, y cuando estés lista háblale a la Ema y dile cómo eres como médula.....hasta que estoy lista y digo.....”soy fráaaaagil, soy delicada...muy delicada... y ahí empiezo a llorar desconsoladamente, soy blandita, soy valiosa porque calladita produzco...pero necesito mucha protección.....lloro, soy muy vulnerable.....lloro, soy muy creativa, silenciosa , necesito mucha protección de los huesos.....y lloré y lloré y lloré.....y ahí me vino lo más fuerte que he sentido en esta sesión terapéutica, darme cuenta que tenía en realidad un lado muy frágil, vulnerable, delicado, que nunca lo había hecho visible. Mientras me describía mi cuerpo temblaba, la cabeza se me iluminaba, las fichas me caían, el mundo se me abría, es la experiencia más fuerte que he vivido, fue cómo abrir la otra mitad de la ema que se negaba a mostrarse y que salió sin ninguna conciencia de que saliera pero con un darme cuenta corporal que sólo puedo describirlo como una experiencia mágica.



EN MANAO SUPE QUE PODÍA CURARME....



Entre terminar el diálogo y revivir la mágica experiencia, que incluye cada vez que la recorro, sensaciones corporales fuertes, me doy cuenta que Chiloé, Manao, la casa de la Nana y el diálogo mío con mi médula, con mis células y con mis venas, después, los árboles y las tremendas variedades de verdes, las ovejas, las dalias, la humedad del pasto, fue ellugar en que comencé a curarme.
Sí, porque llegué donde la Nana cuando ella estaba ocupada con “un grupo” e insistí en la cocina que quería hablar con ella y me indicaron “allá arriba, en la casa está su hija, pregúntele a ella”.
Subo, con cierto pudor de invasión pero con una clara determinación de que allí tenía que ir, golpeo y me abre una hermosa joven, maría josé dijo que se llamaba, oh ¡sorpresa¡ ...peladita, la miro mientras se secaba los oídos, me dice, me los cuido porque tengo otitis y me acabo de duchar, ¿la pelada?, no es por moda, es por cáncer, me dice, estuve en quimioterapia por Linfoma.......ayyy, casi me caigo de traste, tuvo Linfoma, tuvo quimioterapia y sonríe....y habla, y está viva, y está linda, ¿quién este ser que Dios me puso en el camino?.
Mientras esperábamos el poder integrarme al día siguiente o al siguiente grupo, me regaló unas dos o más horas conversándome y contándome de sus cosas, de sus quimios, todo en forma tan natural; por supuesto no le pregunté el grado (1-2-3-4) de ella, el tipo de células, para no desanimarme de una, así conservaba la ilusión.
¡ Cómo es de mágica la isla ¡
Y sí, al salir del diálogo, al terminar el grupo que no lo hice de los siete días porque debía volver a tratamiento el martes siguiente, supe que no llegaría derrotada ni a esperar morirme, supe que podía morirme sí, pero que quería morirme sana, porque algo adentro, una presencia especial me decía, ¡por fín te diste cuenta que estoy¡, algo sentía, que podía estar con todo el cuerpo hecho mierda pero que había algo más importante que sanar y eso estaba ya pasando.
Tuve recidiva al año siguiente, seguí yendo donde la Nana, me metí en la Escuela para que el autoapoyo fuera más efectivo, no siempre podría ir, a veces no podía caminar, una vez estaba toda quemada mi piel por alergia a un antibiótico, a veces no tenía sensibilidad en las manos, en los pies, las uñas azules, no tenía pestañas ni cejas y eso me haía doler mucho los ojos, en fin, era mejor aprender el fondo del asunto que la Nana tan magistralmente ella, y en esos tiempos sólo ella lograba.

Ese es el sentido de la curación para mí, todavía tengo cáncer, tengo la enfermedad de addison tal vez por los excesos de quimioterapia que incluyen corticoides como plato de fondo y que le informaron a las suprarrenales que era mejor no enviar señales de producción, algo así creo, tengo isquemias cerebrales, dos ya, caídas por la presión arterial que baja cuando estoy de pe y baja aún más cuando camino por la renina y la aldosterona que no están por ahí y el reemplazo nunca es lo mismo; con bastante mala gana me tomo la cortisona diaria porque creo que si me quedan aunque sea un 10% de celulitas vivas de las suprarrenales, dialogando con ellas y confiando en la sabiduría organísmica, podrían recuperarse....pero me dieron cortisona a chorros, casi a la vena y, en serio, inyectable.

Hoy sé que el organismo es sabio, que la vida es sabia, que los caminos......en fin, que el organismo se reorganiza a sí mismo para mantenerse vivo y que su tendencia es a vivir, no a morir, que para eso se regenera cuando se hiere.

Sé que voy a morir algún día y a eso no le temo, pero una cosa tengo clara, quiero morir sana, curada, no del cáncer necesariamente, sino sana, curada del alma.

Eso aprendí en Chiloé, la Isla mágica y Manao, el lugar de la Maestra o aquelarre de las brujas buenas.

Besitos para la Nana

Ema Mafalda

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