Sunday, June 01, 2008

La enfermadad como terapia reorganizativa

LA ENFERMEDAD COMO TERAPIA REORGANIZATIVA
(o lo que no mata, fortalece…)

Dentro del organismo como mundo implicado, se plantea que la vida molecular es corta y continuamente se está renovando como un constante proceso de recambio de piezas y elementos; su continuo flujo y reflujo en el holomovimiento no para, de modo que puede hablarse en un tiempo corto de una renovación completa, manteniendo la estructura del ADN, es decir, manteniendo la esencia de la organización implicada los miles de moléculas, y átomos individuales que lo integran y que están en constante intercambio con el mundo exterior.

En esta unidad con el mundo y constante reorganización, ante un desequilibrio y obstrucción de este flujo, es decir, ante una enfermedad, la intervención terapéutica puede y, debería ser para que una mayor efectividad, ser reorganizativa.

Por ello, dice Prigogine que, “desafiando localmente la tendencia universal hacia la desorganización, las fluctuaciones pueden hacer surgir formas dotadas de nueva complejidad y las configuraciones naturales resultantes comienzan a comportarse como estructuras disipativas.

En esta compleja biodanza o flujo dinámico de estas estructuras disipativas, caóticas, hay un elemento clave que permite evolucionar hacia estadios de mayor complejidad, su fragilidad, en tanto, si la perturbación es lo suficientemente fuerte entre el organismo y el entorno el sistema puede sufrir una reorganización repentina y surge un orden más elevado, una verdadera transformación, un mayor nivel de conciencia.

De este modo sería la propia fragilidad de este flujo lo que puede catalizar el cambio.

Llevándolo a la vida cotidiana, “lo que no mata fortalece”, “una crisis es una oportunidad”, la susceptibilidad y flexibilidad que no la rigidez son lo que hace posible cambios o reorganización.

Una vacuna, por ejemplo es una perturbación que transforma y reorganiza el sistema inmunológico al desarrollar una mayor capacidad de permitir elementos extraños o potencialmente dañinos para el organismo ampliando sus espectro de identificadores.

El sistema inmunológico a medida que se va relacionando y ampliando más la relación con su entorno va evolucionando a un mayor nivel de complejidad.

En el mismo contexto, una enfermedad grave, un fuerte golpe o perturbación al organismo, si no alcanza a matar el organismo y se enfrenta a su adaptabilidad, flexibilidad, vulnerabilidad y capacidad de reaccionar, la transformación que produce es tal que se termina agradeciendo la presencia de la enfermedad. La vulnerabilidad se transforma en fortaleza para alcanzar mayor nivel de conciencia organísmica y mayores recursos para reorganizarse ante nuevas perturbaciones.

El organismo humano, de alto nivel de complejidad en su organización estructural y funcional, es un claro ejemplo de un equilibrio dinámico, homeostásico y de autoorganización, intrincado y tremendamente interdependiente, en el cual pequeñas alteraciones pueden causar desastres fisiológicos o la muerte.

Es un equilibrio inestable, de evolución adaptativa, correspondiente a un sistema caótico de alta complejidad. Las enfermedades, el trauma y, especialmente, el cáncer, producen impactos sobre la organización orgánica, y las correspondientes alteraciones exhiben repercusiones amplificadas.

Del mismo modo, una psicoterapia eficaz será aquella que logre una reorganización, una transformación del orden implicado.

.

Mafalda

Priggogine, “Las estructuras disipativas”.En Dossey, “Tiempo, espacio y Medicina”, Kairós 2006.












No comments: